“La ciudad no consiste en las casas, los pórticos, ni las plazas públicas. Los hombres son los que la forman” escribió en pleno siglo XVIII el científico, historiador y literato ecuatoriano Eugenio Espejo.

Y justamente por eso, nuestra cuarta dimensión en la planificación y acción gubernamental en el estado Miranda, se fundamenta en el derecho a la ciudad.

Nuestra meta es transformar los espacios urbanos y los servicios públicos para el disfrute de la vida colectiva, el aprovechamiento sustentable de nuestras potencialidades y el desarrollo pleno de las personas en armonía con la naturaleza.

La primera línea nos ha llevado a apoyar el proceso de la Gran Misión Vivienda Venezuela, y hemos entregado más de un millar de apartamentos y casas. Se han cerrado 31 refugios y dignificado a 185 familias.

En paralelo están en construcción 23 nuevas unidades educativas para beneficiar a más de 8 mil niñas, niños y adolescentes.

Conjuntamente con diferentes organismos nacionales y regionales se han rehabilitado las principales vías de comunicación, y ello beneficia a más de dos millones de personas que transitan por nuestras autopistas y carreteras regionales diariamente.

Incluso hemos rehabilitado 31 templos religiosos, y se continúan trabajos en otros 23.

El año ha sido muy fructífero porque se la ha dado mantenimiento a 292 estructuras públicas, lo cual viene a redundar en optimizar la calidad de vida de los mirandinos.

Porque, parafraseando al diseñador francés Philippe Starck, “la ciudad no es la suma de las piedras, sino la suma de individuos”. Ello nos dice que ya es suficiente del destino que la administración anterior le había dado a nuestras principales ciudades: espacios dormitorios.

De ahí la necesidad de apoyar tanto la optimización de la infraestructura como la profundización de los incentivos para que la industria local oferte más puestos de trabajo, haya una mayor actividad económica, y se le facilite la vida a los mirandinos evitándoles el tener que abandonar su ciudad para garantizar el ingreso familiar.

Nuestras mejores condiciones sociales se han logrado también gracias al sostenido combate contra la delincuencia y el delito, alejándonos así de las cifras rojas que caracterizaban a  nuestro estado  anteriormente, avanzando a ser una de las regiones más seguras del país.

Así los mirandinos cada día podremos reencontrarnos con la familia, usar los espacios púbicos sin angustia, tener más horas con los amigos y el núcleo familiar, con un menor gasto en transporte, y un ahorro sustancial de energía. Vale decir, cada día aprendemos más a vivir viviendo como acostumbraba a decir nuestro Comandante Chávez.

Miranda mira a un futuro brillante, más humano, más familiar. Un estado donde el derecho a la ciudad deja de ser un eslogan y se convierte en un hecho cumplido