Venezuela atraviesa un nuevo comienzo económico que sin duda va a impulsar la salida de la actual coyuntura que atravesamos, producto de diversos factores como el ataque a nuestra moneda, insólitas sanciones unilaterales y el desplome del valor del petróleo, nuestro principal producto de exportación.

Tenemos más de un siglo de explotación petrolera que convirtió al país en monoproductor y -en consecuencia- dependiente de la divisa extranjera por la poca diversificación de la economía. Esto nos ha llevado a una necesaria reflexión sobre reimpulsar la producción local y ya lo estamos haciendo. Contamos con una inmensa y variada cantidad de recursos y un talento humano del más alto estándar y sentimiento patrio para lograrlo.

Fomentar las exportaciones nos permite no solo dinamizar la industria local, sino que además nos permite contar con una importante fuente de divisas extranjeras que sirven para la adquisición de tecnología, productos y materias primas no disponibles por ahora en nuestro país.

En base a esta idea, exportamos esta semana las primeras 66 toneladas de pescado barloventeño, hace poco iniciamos la comercialización de cacao y flores y ya tenemos identificados unos doscientos rubros susceptibles a ser comercializados en el exterior. Pero para ello no solo basta con tener la infraestructura necesaria para transportar mercancías, dinero y facilidades administrativas y jurídicas; se requiere de un cambio en nuestra cultura económica dependiente de lo foráneo y sustentada en el llamado oro negro. No es un proceso fácil, lo sabemos pero, tampoco es imposible, solo falta voluntad y en Miranda, en Venezuela, tenemos bastante.

En varios encuentros que hemos sostenido con empresarios, productores agrícolas y emprendedores encontramos mucha disposición a trabajar mancomunadamente en la consolidación de una economía robusta que garantice las condiciones de vida necesarias para todos y la voluntad de incrementar el sistema de protección social que ha ideado el Gobierno Bolivariano para apoyar a quienes más lo necesiten.

Es lamentable que producto de errores cometidos por una cúpula empresarial en años recientes, se haya creado una muy mala relación entre el Gobierno y el empresariado que hizo que de forma subjetiva se rechazaran mutuamente. Eso lo hemos superado porque creemos de parte y parte que no hay manera de generar un sólido aparato productivo, si no se unen ambos actores.

Las economías eficientes se complementan. Todas las formas de propiedad (estadal, privada, social y mixta) son necesarias y deben estar libres de abordajes ideológicos errados que solo llevan a la discriminación. El Programa de Recuperación Económica que implementó recientemente el presidente Nicolás Maduro va en este camino y –muy importante- no disminuye la atención social del pueblo, por el contrario la fortalece.

Esta iniciativa dista mucho de los paquetes neoliberales que han resurgido lamentablemente en Latinoamérica y que son tan dañinos para la economía y para los más débiles, pues, junto a los tratados de libre comercio que a los grandes poderes económicos tanto les gusta, destruyen la pequeña y mediana industria y desvanecen las políticas sociales.

Nosotros preferimos apostarle a la soberanía, a la producción nacional y al trabajo para el anhelado crecimiento económico que se traduce en mejor calidad de vida. Estamos enfocados en ello y por eso estamos creando todas las condiciones necesarias.

Los empresarios mirandinos cuentan con un Gobierno que está dispuesto a trabajar junto a ellos en una misma dirección y el pueblo puede estar seguro que estamos avanzando en más atención, más equidad y más felicidad. Es un trabajo que tenemos que hacer en equipo: gobierno nacional, gobierno regional, alcaldías, empresarios, emprendedores, todas y todos caminando en una misma dirección. Vamos a lograrlo. Estoy seguro.