Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción” sentenció múltiples veces el Padre de la Patria, Simón Bolívar, idea que hizo suya el comandante Chávez, y que marcó la pauta para avanzar en la construcción de un futuro de libertad, equidad y justicia.

Hace unos días, frente a un numeroso grupo de policías, una promoción de 780 nuevos funcionarios que recién egresan de la Universidad de la Seguridad para sumarse a nuestros Cuadrantes de Paz, reflexionábamos sobre la importancia de la formación continua y constante.

George Bernard Shaw, irlandés, dramaturgo, filósofo, crítico y Premio Nobel de Literatura enfatizaba que “aquellos que no sean capaces de cambiar sus mentes, serán incapaces de cambiar algo”. De acuerdo con esta afirmación debemos tener claro que, en momentos de transición, educación y conciencia van de la mano.

Por eso el proceso de construcción de una sociedad en la que alcancemos la mayor suma de felicidad posible, es urgente, impostergable, asumir como norma nuestra formación constante sobre los diversos aspectos que se vinculan a nuestra responsabilidad y aporte en la vida colectiva.

Por ejemplo: un policía no sólo debe conocer el arte de la defensa personal, o del uso progresivo de la fuerza, también debe estudiar a fondo nuestras leyes, reglamentos, en fin, nuestro marco jurídico porque su trabajo no es reprimir sino proteger a las comunidades, defenderlas, y ayudarlas para que haya una convivencia ciudadana sana y fructífera. Igualmente debe estar claro de los límites de su accionar y eso se logra estudiando, leyendo, y discutiendo.

También podríamos referirnos a las comunidades organizadas, donde cada ciudadano debe conocer, entender y profundizar el mundo que lo rodea. Porque, como decía el líder surafricano Nelson Mandela “la educación es el arma más potente que puedes usar para cambiar el mundo”. Y si cada uno de nosotros tiene dominio sobre nuestros derechos y deberes, si conocemos los límites, y manejamos las posibilidades, entonces la vida misma de todos daría un giro radical e irreversible.

En nuestro estado Miranda tenemos muchos ejemplos. Tal es el caso de muchas comunidades agrícolas en Araira, el Tuy o Barlovento, donde los productores se han organizado, han hecho sus proyectos, los han llevado ante las autoridades y se ha gestionado la inversión para autoconstrucción de sus propias viviendas; o han creado la estructura y el orden para los sistemas de riego, o los mecanismos para sacar la producción y comercializarla a precios justos, o la seguridad interna de cada comunidad.

Se trata de formación y conciencia como un binomio; información y decisión de trabajar en conjunto; y ello lleva a un proceso lógico perfilado hace miles de años por un sabio chino, Confucio: la educación genera confianza. La confianza genera esperanza. La esperanza genera paz.

Mientras más dominemos los conocimientos tendremos más confianza en nosotros mismos, porque sabemos que sí podemos lograr lo que nos propongamos. Al confiar en nuestras capacidades y esfuerzos, tendremos esperanzas de poder conquistar un mañana luminoso, hermoso, justo donde quepamos todos en igualdad de condiciones. Y esa esperanza nos conducirá a una existencia organizada, en la que cada uno de nosotros tengamos la conciencia clara de nuestros derechos y también de nuestros deberes. No hará falta que nadie lo esté recordando, y entonces estaremos cultivando en nuestra familia valores de superación, de respeto, de amor por los demás, de consideración, y eso nos traerá la paz, la añorada paz.

En Miranda tenemos todo lo que necesitamos, y principalmente tenemos a las y los mirandinos dispuestos a exigirnos a nosotros mismos, a cultivarnos y a no conformarnos jamás. Siempre un paso más hacia un sistema socio-económico y político responsable, serio, que abracemos desde nuestro nacimiento y lo establezcamos como nuestro sello personal, porque siguiendo las enseñanzas del expresidente uruguayo José “Pepe” Mujica: “un pueblo educado tiene las mejores opciones en la vida y es muy difícil que lo engañen los corruptos y los mentirosos”.