Como cada 22 de septiembre, en horas de la noche, el grato, cordial y alegre pueblo de Río Chico, ubicado en el municipio Páez, se concentra para participar en la Gran Fogata del Cacao, un colorido y mágico evento religioso y cultural que data de 1930.

El centro del ritual que se realiza 48 horas antes de la celebración del Día de La Virgen de Las Mercedes, patrona de Barlovento, es el encendido de una enorme fogata en el que se recuerda a todos los antepasados barloventeños de la época colonial, quienes estuvieron sometidos por el yugo la esclavitud y la opresión en aquellas tierras cacaoteras. Con las enormes y brillantes llamaradas, acompañado de oraciones, hombres y mujeres traídos de África, con mucha fe y esperanza, le suplicaban a la Virgen Blanca su libertad.

Previo al encendido de la enorme fogata de siete metros de alto, conformada por 140 troncos de madera tipo jabillo que fueron rociados con gasoil y gasolina, ya lista para ser encendida, un grupo de 50 artistas, entre niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad del municipio Páez, lograron trasladar en el tiempo, específicamente a la época colonial, a cientos de vecinos que acudieron al evento realizado en el estadio López Vidal.

140 troncos de madera, tipo jabillo, conforman la estructura de la gran fogata.

El talento artístico logró conquistar la atención de cada uno de los presentes, gracias a la magnífica y organizada presentación teatral, la cual estuvo basada en narración, diálogos, cantos, música y coreografía.

«Con el paso del tiempo, hemos modernizado el encendido de la fogata. Ahora la prendemos electrónicamente. La Fogata del Cacao es de gran importancia para nuestra población barloventeña, porque nos recuerda las raíces que tenemos con nuestros antepasados, quienes fueron esclavizados y que gracias a las plegarias que le hicieron a la Virgen de Las Mercedes, quedaron libres de la exploración y del dominio de los blancos», relata el alcalde del municipio Páez, Jesús Monterola, en el lugar donde se realizó el tradicional ritual que reúne historia, fe y cultura, declarada patrimonio cultural de la mencionada jurisdicción en 2012, y como Patrimonio Inmaterial del estado Miranda en 2017.

Este evento no solo se basó en la narración de la historia de la esclavitud, así como de la liberación de miles de hombres y mujeres cimarrones. Después del encendido de la fogata, varias agrupaciones musicales del municipio se presentaron en el lugar, para que con el repique de los tambores, hicieran bailar con mucha alegría a los presentes, al tiempo que un grupo de 30 productores y emprendedores del sector demostraron en la Expo Feria de Cacao una serie de productos elaborados a base del fruto, para deleitar los paladares de los amantes del chocolate caliente, bombones, tortas, entre otros productos.

Camino a la libertad

Era una noche muy oscura, con un cielo cargado de lluvia del sábado 22 de septiembre. De repente el escenario donde se haría la presentación teatral, espacio en el que además se encontraba la gran fogata, se empapa de agua bendita generada por un vendaval. Sin embargo, ese fenómeno natural que refrescó al pueblo de Río Chico, no fue impedimento para suspender la obra artística.

Aproximadamente, a las 9:30 de la noche, la esperada presentación teatral inició. Todas las miradas se concentraron en el escenario.

El talento artístico logró conquistar la atención de cada uno de los presentes.

De repente una serie de detonaciones de brillantes y coloridos fuegos artificiales coincidieron con la aparición de un grupo de jóvenes en el escenario, quienes bajo el ritmo de los tambores y con una espectacular coreografía, simularon algunas danzas africanas para representar a la civilización libre en el continente negro.

Seguidamente, el escenario se transformó en un ambiente triste cuando llegaron los europeos al África. Allí los presentes observaron el relato sobre cómo los blancos lograron dominar los pueblos negros para posteriormente convertirlos en esclavos.

Los actores imitaron las humillaciones y maltratados que padecieron, hombres, mujeres y niños negros, al ser considerados como una mercancía por los colonizadores, al tiempo que fueron explotados en los campos cacaoteros barloventeños sin piedad alguna.

En la escena, ya cansados de la opresión, muchos de los esclavos, devotos de la Virgen de Las Mercedes, decidieron crear una gran fogata para que las llamas, junto a las plegarias de libertad le llegaran a la Virgen Blanca, situada en el cielo.

El esclavo Lorenzo, perseguido, humillado y torturado por los blancos opresores, se encargó de encender la fogata, construida en forma de pirámide. Le arrojó una lanza de fuego para que inmediatamente, una gran llamarada muy brillante de 12 metros de altura cobrara vida hacia el cielo. En ese instante, los fuegos artificiales lograron iluminar la oscura noche de Río Chico.

Los repiques de tambores no se hicieron esperar, mientras que la emoción, los aplausos, la fe y la esperanza se apoderaron del lugar.

El sueño y la esperanza de los esclavos de vivir en libertad se convirtió en realidad. !Son libres!

Prensa Gobernación de Miranda