Durante la mañana del 12 de mayo de 1821, una gran tensión se siente, se palpa entre los soldados del Ejército Republicano comandados por José Francisco Bermúdez, destacado militar, General en Jefe del Ejército de Venezuela, y los integrantes de las tropas realistas dirigidas por el coronel José María Hernández Monagas, en la cálida, húmeda y soleada sabana de El Rodeo, ubicado en lo que es hoy Guatire.  

Cada bando estudia, evalúa, las mejores estrategias a tomar para derrotar al enemigo. El objetivo de los comandados por Francisco Bermúdez, quienes avanzaron desde el oriente del territorio nacional, el 28 de abril de 1821, desde Barcelona, atravesando el Río Cúpira, La Laguna de Tacarigua, El Guapo, Caucagua, hasta llegar a Guatire y El Rodeo, es obtener la victoria para despejar el camino y continuar su ruta a Caracas, localidad que es dominada por los realistas. Los españoles buscan proteger y resguardar como sea la capital de la región. 

Una vez que sea tomada Caracas, según órdenes del Libertador Simón Bolívar, Bermúdez deberá dirigirse a la sabana de Carabobo y apoyar a las tropas de Rafael Urdaneta, las cuales cruzan el país desde Maracaibo; así como las de José Antonio Páez y Manuel Cedeño, que avanzan por los llanos; y las de Bolívar, que transitan por el territorio occidental; a fin de concentrar al enemigo y desencadenar la batalla final que acabaría de una vez por todas con el yugo español en territorio venezolano. 

“En 1821, el Libertador establece una estrategia que busca la definición de un conflicto final y que definiría el destino del país. Bolívar se centra en enfrentar a los españoles en varios flancos con el fin de desgastarlos y luego concentrarlos en Carabobo para destruirlos. Para ello, concentra en Maracaibo a Rafael Urdaneta y al General Carrillo en el noroccidente del país para batallar en esa zona importante. Páez y Cedeño, desde el llano, reclutan hombres para el combate, mientras que Bolívar haría lo mismo en el centro occidente del país. En el oriente, Bolívar ordena a Francisco Bermúdez a que avance a Caracas con sus tropas desde Barcelona”, expresa Iván López, coordinador de la Red de Historia, Memoria y Patrimonio del estado Miranda. 

Después de avanzar a caballo más de 270 kilómetros, desde Barcelona a Guatire, los mil 100 hombres del Ejército Republicano, todos campesinos y sin ningún tipo de entrenamiento militar, se ubican en unas colinas de El Rodeo, donde logran colocar dos cañones que les permitiría flanquear a los soldados de la realeza. 

Bermúdez conoce muy bien el terreno, pero los fieles al reinado de Fernando VII están mejor situados. Hernández Monagas, al tener la ventaja territorial, toma la iniciativa de ataque y ordena a sus 900 soldados, integrados no solo por españoles, sino también por venezolanos, canarios e incluso ingleses y neerlandeses, todos bien equipados, entrenados y reforzados por el Batallón Blanco de Valencia, ir frontalmente contra los patriotas; el Combate de El Rodeo había iniciado.  

“Es importante resaltar que este enfrentamiento bélico fue un combate, no una batalla, porque hablando militarmente, en una batalla se dan múltiples enfrentamientos en un mismo campo, cosa que no ocurre en un combate. Otra de las muchas características de una batalla es que hay una gran cantidad de tropas, de dirigentes, de oficiales de alto rango y con todo un Estado Mayor militar que generalmente está presente en el enfrentamiento. Por lo tanto, lo ocurrido en El Rodeo no fue una batalla, sino un combate por las características militares intrínsecas que lo describen y caracterizan, como por ejemplo que solo ocurrió un enfrentamiento, con pocas tropas y con pocos dirigentes castrenses. Por último, los informes y los partes de guerra, dados por el bando realista y por el Ejército patriota, entregados al final de la pugna, definen esa lucha como un combate y no como una batalla. Si los mismos dirigentes militares que estuvieron inmersos en las acciones lo catalogan como un combate, nosotros no somos quienes para calificarlo hoy en día como una batalla”, explica el especialista, magíster en historia. 

“¡Que viva el Rey Fernando VII!” expresaban como grito de guerra los realistas, mientras avanzaban a gran velocidad, con sus caballos, armados con fusiles, trabucos y espadas en dirección al Ejército patriota. 

“Las tropas del ejército expedicionario estaban muy bien entrenadas, además que disponían de armamento como fusiles, trabucos, artillería, espadas, cuchillos y demás armas blancas. ¿Por qué el ejército realista no contó con artillería en el Combate de El Rodeo?, porque toda esta fue trasladada a Carabobo, pronosticando el posible enfrentamiento bélico que pudiera ocurrir ahí contra los patriotas. Es importante destacar que, para ese combate, los leales a la realeza contaron con el apoyo del Batallón Blanco de Valencia, integrado por venezolanos mantuanos o por hijos de pardos que eran fieles al Rey. Por su parte, los soldados del Ejército Republicano estaban conformados por el pueblo llano, quienes no contaban con ningún tipo de preparación militar. Esta fue una lucha desigual, al igual que ocurrió en todas las batallas de la Independencia, pero en la que cada hombre demostró valentía, voluntad y conciencia de luchar por una República libre”, expresa López. 

Bermúdez, con paciencia, calma y mucha disciplina espera el tiempo suficiente para establecer una estrategia no esperada por el Ejército de las Banderas del Rey: la retirada, trampa en la que caen. Inmediatamente, el General en Jefe del Ejército de Venezuela ordena bombardear con la artillería la zona donde se ubican los soldados reales, para luego mandar a los fusileros a disparar en la emboscada. En seguida envía a la zona de combate a los lanceros en caballo, todos del Batallón Los Dragones, para atacar y eliminar sin contemplación, con sus largas y puntiagudas lanzadas a todo enemigo que se les atravesara en su camino. Los realistas son atropellados y se ven en la obligación de retroceder de manera inmediata. 

Es específicamente en el sector Trapiche de Ibarra donde se desenvuelve y se desencadena el Combate de El Rodeo, cuya duración fue de aproximadamente tres horas.  

“La artillería estaba ubicada en dos colinas de la parte baja del camino, en dirección a los realistas que venían en dirección hacia los patriotas. Bermúdez trata de ubicar una altura adecuada para bombardear la zona donde estarían los leales al Rey. Una vez que entran los soldados por el camino, Bermúdez ordena disparar los cañones hacia la retaguardia de la tropa, con el fin de que se imposibilite escapar por esa zona. Los caminos quedan encerrados, no pueden abandonar el lugar, se crea una emboscada. Seguidamente son mandados los fusileros para hacer cargas de fusil de manera frontal contra el enemigo. Es en el sector Trapiche de Ibarra donde se desenvuelve el combate. Esa confrontación es intermitente, hasta que al final gana el Ejército Republicano”, detalla López. 

El Ejército Republicano sale victorioso, dejando como baja a tan solo 90 hombres, entre muertos y heridos. “¡Viva la República!” “¡Viva la Independencia!”, manifiestan los hombres patriotas, vestidos de alpargatas, sombrero de cogollo, pantalón y camisa blanca. 

“El camino hacia la capital del país está libre. El comandante Hernández Monagas se retira a Caracas derrotado, con apenas 200 hombres, es decir que pierde a más de mil soldados en el combate, entre muertos, heridos; otros se van a la fuga hacia Santa Lucía o a La Guaira. Los movimientos de Bermúdez de Oriente a Guatire, de Guatire a Caracas, de ahí a los Valles de Aragua y luego regresar a Guatire, llamados también como la Diversión de Bermúdez, desgastaron considerablemente a las tropas realistas. Es de destacar que ya la sociedad venezolana tenía un amplio rechazo a la monarquía española, y, aunado a eso, había gran hostilidad hacia el ejército del Rey”, relata López. 

Para el coordinador de la Red de Historia, Memoria y Patrimonio del estado Miranda, es indispensable reconstruir y dar a conocer los hechos de la historia nacional, las cuales fueron clave para la independencia de Venezuela, hace ya exactamente 200 años.  

“Lamentablemente, la historia ha sido construida, hecha, por Caracas y para Caracas. Claro que queremos una historia de Caracas, pero que no sean olvidados otros acontecimientos históricos que ocurrieron en otros espacios geográficos del país, y que fueron indispensables para la gesta independentista. Para Bolívar fue muy importante lo que ocurrió en las regiones, en donde se desencadenaron batallas y combates para capturar Caracas, zona donde estaba el centro de poder del imperio español en nuestra tierra patria. Es por eso que estamos obligados a rescatar el pensamiento estratégico y táctico que tenía el Libertador. La historia regional y local tiene una obligación de reconstruir los sucesos que van desde lo local y que contribuye al análisis nacional”, reflexionó Iván López. 

Para rememorar la gesta independentista 

Para la secretaria de Cultura del estado Miranda, Mariam Martínez, el Combate de El Rodeo fue un acontecimiento clave e indispensable para obtener la victoria definitiva y la liberación de la patria, sometida por el imperio español por más de 300 años.   

Destaca que, para conmemorar los 200 años del mencionado acontecimiento cívico-militar, el Gobierno de Miranda, a través de la Secretaría de Cultura, conjuntamente con el Ministerio del Poder Popular para la Cultura y la Red de Memoria Histórica y Patrimonio del estado Miranda, lleva adelante una amplia programación que aborda todo lo referente al Bicentenario de la Batalla de Carabobo. Actividades de corte académico o formativo como foros, conversatorios y conferencias se efectuarán en la entidad para rememorar la gesta histórica independentista y que vincula a Miranda como partícipe del accionar pro republicano.  

“La programación reivindica, desde el hecho cultural, la participación de los hombres y mujeres mirandinos en la Independencia de Venezuela. Allí se recordará su legado, la cual ha permanecido a través de sus expresiones y manifestaciones reflejadas en el baile, en la danza, en las muestras escénicas, en el canto y en el debate permanente que existe en el pueblo mirandino en torno a los acontecimientos que marcaron su historia, porque Miranda también es Carabobo. Es ver a Carabobo desde la ancestralidad a nuestra independencia. Es el culto y devoción a San Juan Bautista, que evoca los gritos de libertad; a las mujeres afrodescendientes, con su historia, con su emancipación y protagonismo en su contexto espiritual, aunado a su rol organizativo en las luchas anti patriarcales”, dice la Secretaria de Cultura. 

En los foros, conversatorios y conferencias, historiadores y cronistas de Miranda verán y analizarán la geo historia de la campaña de Carabobo, desde la perspectiva de los hechos insurgentes, así como las estrategias militares y de contrainteligencia que efectuaron los próceres venezolanos durante el proceso de Independencia, entre las que se encuentran la Campaña de Occidente, las Diversiones de Bermúdez, entre otras. 

Prensa Gobernación de Miranda

 Imagen referencial: Batalla de Carabobo, Martín Tovar y Tovar (Detalle)