Dos cañones y mil 200 hombres, conformados por fusileros y lanceros a caballo, denominados Dragones, aunado al coraje y la valentía que mostraron cada uno de estos patriotas, bastó para que las tropas republicanas vencieron el 12 de mayo de 1821 a las fuerzas militares del imperio español en el Combate de El Rodeo, considerado el portal de la victoria de la Batalla de Carabobo. 

Campesinos, artesanos, peones, esclavos, unos provenientes del mestizaje, otros pardos o negros, eran los que integraban la tropa comandada por el General en Jefe del Ejército de Venezuela, José Francisco Bermúdez, al igual que todo el Ejército venezolano.

“El ejército estaba comandado por oficiales, en su mayoría, por blancos criollos, con algunas excepciones de blancos peninsulares. También lo integraban algunos hacendados y terratenientes que eran calificados como oficiales medios. En aquel tiempo, el sistema de reclutamiento era obligatorio. En ese proceso se alistaba a ciudadanos desde edades muy tempranas, a partir de los 12 y 14 años de edad; eso sucedía tanto en los bandos realistas como en los patriotas”, explica José Manuel Milano, integrante de la Academia de Historia del estado Miranda y del municipio Zamora. 

Todos los de la vanguardia debían estar uniformados, porque era el reglamento y la estrategia para poder identificarse en las batallas, explica el especialista, tras agregar que estos hombres tenían preparación militar básica, sobre todo en cómo desplazar pelotones, además de cómo asumir la primera línea de batalla y, por supuesto, el entrenamiento constante de la caballería.

La infantería era el grueso de los combatientes y tenían la preparación sobre el uso y cargamento de la bayoneta y el mosquete. El trabajo más forzoso eran las marchas, casi siempre realizadas a pie, así como la logística, específicamente en la procura de alimentos para toda la tropa. Detrás del ejército, a una distancia prudencial, siempre iba un grupo de mujeres y hombres; era como una comunidad social que se encargaba de realizar los menesteres de la tropa.

“Un ejército de mil 200 hombres requería de alimentación, por lo tanto se necesitaban como 200 reses que debían ser transportadas, procesadas y cocinadas. Era toda una logística que se requería para cada tropa”, dijo el especialista, también profesor integral en el área de artes y social.

Una de las estrategias militares del Padre de la Patria, Simón Bolívar es la de llevar adelante la diversión militar, acción castrense ejecutada por grupos de militares para desviar la atención del enemigo con el fin de desgastarlos y abrir el paso a José Antonio Páez y sus llaneros hacia el Campo de Carabobo. En ese sentido, El Libertador encomienda a Rafael Urdaneta partir desde Maracaibo y enfrentarse a los realistas; a José de la Cruz Carrillo salir desde Yaracuy y a José Francisco Bermúdez partir desde el oriente del país con una misión: tomar Caracas el 15 de mayo. 

“Esta estrategia es muy brillante e importante antes de que se diera la Batalla de Carabobo. El objetivo es distraer a los generales de las tropas realistas y esto se logra con el movimiento de los patriotas por varios puntos del país. Uno de los que participó fue José Francisco Bermúdez. Bolívar le encomienda distraer las tropas realistas que estaban ubicadas en el oriente. Uno de los objetivos era evitar que estas tropas llegaran a Carabobo. Bolívar quería que dieran la idea que se quería tomar Caracas y ese fue el movimiento que Bermúdez hizo. Esto obligó a los realistas tratar de defender Caracas, se distrajeran en esta zona y no llegaran a Carabobo. El otro fin era que las tropas realistas, ubicadas en los llanos venezolanos, y en otros puntos del país se movilizaran, eso abre el camino para que Páez y los llaneros logren llegar al Campo de Carabobo. Las tropas de Páez y el Batallón Británico fueron las que dieron la mayor ganancia en la Batalla de Carabobo, fueron indispensables en la victoria”, expresa René García Jaspe, investigador histórico y paleógrafo certificado por el Archivo General de la Nación de Venezuela.

El Ejército Republicano de José Francisco Bermúdez llega a la zona de El Rodeo, en Guatire, tras iniciar su avance desde el oriente del país, específicamente desde Barcelona, partiendo el 28 de abril. Pasa por el río Unare el 7 de mayo, por Machurucuto, El Guapo, Tacarigua, entra el 11 del mismo mes a Caucagua y llega a Capayita. 

“Ahí, en Capayita, los lugareños y la milicia local, comandada por José Félix Parra, le da cuenta a Bermúdez sobre cómo estaba ubicado el enemigo, dirigido por José María Hernández Monagas, entre Guarenas y Guatire. Previo a esto, el vicepresidente español, Ramón Correa, quien estuvo a cargo de la defensa de Caracas, manda dos compañías del resto del batallón ligero realista Hostalrich para contener al indetenible Bermúdez. Allí convergen mil 100 hombres del astuto republicano y 900 hombres del Coronel realista José María Hernández Monagas, reforzado por el batallón Blancos de Valencia, este a cargo del Teniente Coronel  José Antonio Bolet”, explica José Manuel Milano, también integrante de la Sociedad Bolivariana de Miranda y del municipio Zamora.  

El líder militar patriota, conocedor del lugar en donde ocurrirá un inminente combate, ordena a los mil 200 hombres ubicarse de manera estratégica, así como colocar las piezas de artillería en dos colinas, a tres leguas del este de Guatire.

“Esta batalla ocurre en lo alto de El Rodeo y en la parte llana, específicamente en el sector Trapiche de Ibarra, en las riberas del río”, detalla García Jaspe. 

Los cañones ya instalados en los cerros apuntan hacia la retaguardia de los soldados realistas. Aproximadamente a las 11:20 de la mañana, los 900 hombres, impulsivos de querer liquidar a los republicanos, toman la decisión de iniciar el ataque de manera acelerada y con furia contra las tropas patrióticas.

La tensión se siente entre los soldados patriotas, uniformados de pantalón blanco, camisa vinotinto, botas y sombrero negro, al ver cómo los realistas se dirigen a gran velocidad con las espadas desenvainadas y fusiles cargados en dirección a ellos. El General en Jefe Bermúdez les pide a sus hombres esperar el momento indicado y el grito de su voz de ataque. A la vista y a pocos metros de la llegada de los defensores de la realeza española, Bermúdez ordena a la artillería a disparar a la retaguardia enemiga. Estos son encerrados por las detonaciones generadas por los dos potentes cañones. No pueden salir del lugar. Seguidamente envía a los fusileros y luego manda a los lanceros a caballo, denominados Dragones.

Las espadas clásicas o sables de guerra, los mosquetes, cuyo tiempo de carga es de más de 40 segundos para volver a disparar, las lanzas de entre metro y medio a tres metros de longitud, así como los machetes son las armas que utiliza la infantería y la caballería del Ejército Republicano.

“Los realistas intentan atacar y retirarse, pero son infructuosas sus maniobras. Después de tres horas de combate, no les queda otra que concentrarse en los planos del pie del monte, ubicados al suroeste de las colinas donde son presa fácil de la artillería. Entonces el coronel realista Monagas, emprende su retirada al centro, específicamente a Sabana Grande, cuando llega a ese lugar, solo cuenta con 200 de los 900 hombres que dispuso para ese enfrentamiento bélico. Los 700 restantes quedaron en el combate, entre muertos y heridos; otros quedaron como prisioneros y otros se fueron a la fuga. En el Ejército Patriota, conformado por mil 200 hombres, solo sufre la baja de 90 soldados”, expresa Milano, al indicar que el combate tuvo una duración de tres horas de manera intermitente para concluir a poco más de las 2 de la tarde.

La victoria estaba consumada. Bermúdez logra despejar el camino hacia Caracas, centro del poder del Imperio Español en Venezuela, con el objetivo de tomar militarmente. El prócer emprende su ruta hacia la capital, no sin antes establecer un cuartel general en El Rodeo, conformado por 800 combatientes.

“La importancia del Combate de El Rodeo es que fundamentalmente se pudo determinar la estrategia de desplazamiento hacia Carabobo, para lograr el triunfo definitivo de la independencia de Venezuela del imperio español. Sin el Combate del El Rodeo, posiblemente la suerte hubiera sido otra, es decir hubiera indefinido la realidad del país. Gracias a la estrategia inteligente de Bolívar de la Diversión Militar, en la que grupos militares buscan desviar la atención del enemigo y lograr su objetivo, las distracción y el desgaste, y a la gallardía de Bermúdez, se logró la victoria en la Batalla de Carabobo”, destaca el presidente de la Fundación Cultural Teres Teres, José Manuel Milano.

El historiador García Jaspe señala que para la época del combate de El Rodeo, en Guarenas-Guatire existía una fuerte tendencia patriótica antiimperialista y realista, por lo que sus habitantes apoyaron de manera irremediable las causas de la independencia de Venezuela de la Corona española. “El panorama era propicio para los patriotas, porque los realistas buscaban reclutar a nuevos ciudadanos, pero no lo lograron. Las cartas muestran que esta gente era más patriota que el mismo Simón Bolívar y no querían apoyar a los realistas. La Guerra de Independencia fue un beneficio general, por lo que en el Combate de El Rodeo participaron Guatireños y Guareneros”, acentúa.

Prensa Gobernación de Miranda

Imagen referencial: Batalla de Carabobo, Martín Tovar y Tovar (Detalle)