A pesar de nuestras protestas, de nuestra moderación, de nuestra generosidad, y de la inviolabilidad de nuestros principios, contra la voluntad de nuestros hermanos de Europa, se nos declara en estado de rebelión, se nos bloquea, se nos hostiliza, se nos envían agentes a amotinarnos unos contra otros, y se procura desacreditarnos entre las naciones de Europa implorando sus auxilios para oprimirnos”. Quien lea esto podría pensar que se trata de un texto de la Venezuela actual. Pero no, forma parte del acta que siete estados de la Provincia de Venezuela firmaron el 5 de Julio de 1811.

Fue nuestro grito de independencia que resonó en los cuatro costados del continente entero, y del que haríamos honor en los años venideros, lanzándonos en batalla para expulsar de nuestra América al imperio español.

Y como se señala al comienzo, da la impresión que no ha pasado nada en los últimos 217 años. Seguimos en guerra contra un sistema oprobioso que nos bloquea impidiéndonos comprar materia prima, insumos médicos, alimentos fuera de nuestras fronteras.

Nos hostiliza en los organismos multilaterales donde no se cansa de solicitar nuestro aislamiento, donde boicotea cualquier moción a favor del valeroso pueblo venezolano.

Buscando que nos enfrentemos entre nosotros mismos se nos envían agentes: personeros de partidos políticos de la oposición, personajes de las organizaciones no gubernamentales pagadas por agencias estadounidenses.

Intentan desacreditarnos ante las otras naciones. Se hacen mociones ante parlamentos extranjeros para que emitan documentos desconociendo nuestros procesos profundamente democráticos.

Se implora “auxilio humanitario” para una crisis que irónicamente es financiada por quienes hacen este llamado, desde el exterior, donde se han trabajado los sentimientos más egoístas para tratar de doblegarnos y sembrar el odio entre hermanos.

Pero nosotros seguimos firmes, aunque conscientes de que la ineficiencia ha jugado un papel importante y que no han faltado los que se han aprovechado de la crisis para apuñalarnos, pero nos mantenemos firmes, porque las mentiras tienen patas cortas y es evidente dónde están los que quieren vender la Patria, sabemos que ningún gobierno es tan tonto como para atentar contra su propia estabilidad.

Por eso, en el marco de la Firma del Acta de la Independencia, los venezolanos estamos claros, ese mismo acuerdo debemos firmarlo a diario.

Si algo detiene a las fuerzas imperiales para que no nos bombardeen, es ese espíritu de libertad e igualdad, de coraje y decisión que caracteriza a nuestras mujeres y hombres, dispuestos como estamos a defender con uñas y dientes este camino de independencia que firmamos el 5 de julio de 1811, y que ratificamos todos los días, minuto a minuto, con la mirada puesta en un mañana inmediato brillante y cristalino.

Por eso, a cada uno nos corresponde poner nuestra firma de compromiso en el Acta de Independencia, por una Patria de inclusión y justicia.