Desde hace más de dos siglos, las poblaciones de Guarenas y Guatire celebran con música y algarabía la parranda de San Pedro, festividad con la que le rinden tributo a través del baile al santo encargado de las llaves del cielo. 

Con los rostros pintados de negro, vestidos de levita y sombrero de pumpá, similares a los que usaban en la época de la colonia, los bailadores y músicos, acompañados del pueblo mirandino y turistas, recorren las calles de Guarenas y Guatire, para venerar al santo. 

La fiesta comienza desde el día anterior, con dramatizaciones coloridas y música, se extiende hasta el día 29, cuando a primera hora de la mañana se celebra la eucaristía en las iglesias de ambas poblaciones, donde los fieles creyentes elevan sus peticiones y cumplen sus promesas para luego salir a las calles a continuar con la celebración que entre bailes alegres y cantos de agradecimiento, llevan con orgullo en sus hombros la imagen del santo apóstol. 

La Parranda de San Pedro es una emblemática festividad cultural y religiosa cuya tradición popular se ha incrementado con el pasar de los años y es que según cuenta la leyenda, existen dos versiones; la primera habla sobre una humilde esclava llamada María Ignacia, quien le ofreció a San Pedro bailar en su día, todos los años a cambio de que sanara a su hija enferma, Rosa Ignacia. 

Al morir ella, su marido decidió vestirse de mujer durante esta fiesta y así asumir la deuda. Esta es la explicación que justifica que el personaje de la Parranda siempre sea un hombre vestido de mujer, con atuendos coloridos y trenzas en la cabeza, y una muñeca de trapo en los brazos que representa a su hija. 

Una segunda versión explica que María Ignacia se vio muy enferma y al verla tan mal de salud, su marido decidió vestirse como ella para cumplirle la promesa hecha al santo, aún después de muerta la esclava. 

Esta representación cuenta con la participación de otros personajes como los Sanpedreños, quienes con la cara pintada de negro y vestidos con levita y pañuelos amarillos y rojos representan a los esclavos de la época, además son los que cargan las maracas, cuatro y tambor para darle ritmo y sabor a la celebración. 

Los Tucusitos también forman parte de la parranda, ellos representan los otros dos hijos de María Ignacia, quienes junto a su madre bailaban en honor a San Pedo. 

Por mantener las tradiciones venezolanas vigentes y celebrar el espíritu comunitario, esta Parranda fue reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el 5 de diciembre de 2013. (Prensa Gobernación de Miranda/Secretaría de Cultura)