El 5 de diciembre de 2013, las Parrandas de San Pedro de Guatire y Guarenas fueron reconocidas por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Este honor no solo resalta la singularidad de una tradición que ha perdurado durante más de tres siglos, sino que también reafirma el compromiso de sus portadores en mantener viva una expresión cultural que simboliza la lucha contra las injusticias y las desigualdades.

A 11 años de su reconocimiento como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, la Parranda de San Pedro continúa siendo un pilar en la identidad mirandina, aseguró Miguel Berroterán, presidente del Centro de Educación Artística Andrés Eloy Blanco (CEA) de Guatire, municipio Zamora.
Orígenes de una tradición transformadora
Las Parrandas de San Pedro son una festividad que se celebra cada 29 de junio, marcando el día del santo. La música, el baile y las coplas son el hilo conductor de esta manifestación cultural que se remonta a sus orígenes en el siglo XIX, en un contexto colonial marcado por la resistencia de los pueblos africanos.
La historia de la Parranda de San Pedro está íntimamente ligada a un milagro que data de la época colonial. Según la tradición oral, María Ignacia, una esclava de la región, prometió a San Pedro que, si su hija Rosa Ignacia sobrevivía a una grave enfermedad, ella siempre lo celebraría con danzas y cantos. El milagro se cumplió, pero María Ignacia, temerosa de que su hija volviera a enfermar, pidió a su esposo, José Eusebio, que se vistiera con sus ropas y continuara la tradición en su nombre, explicó.

La figura de María Ignacia se ha convertido en el símbolo central de la parranda: Un hombre ataviado con un vestido largo y colorido, un sombrero de cogollo y una muñeca de trapo negro en brazos, representando a la niña salvada. Esta representación no solo honra la memoria de la madre, sino que también establece un vínculo emocional entre generaciones, reafirmando la identidad cultural de la comunidad.
San Pedro: Espacio de resistencia y celebración
Las Parrandas de San Pedro son mucho más que una celebración; son un acto de resistencia cultural. En Guatire, se celebran seis parrandas, la de CEA Andrés Eloy Blanco, 23 de enero, La Fundación, Virgen del Rosario, Valle Arriba y Valle de Pacairigua, cada una con su propia historia y grupo de devotos. Mientras que, en Guarenas, la Asociación Civil Antonio Núñez preserva la tradición en su forma más pura.
La participación de los sanpedreños, vestidos con levitas y pintados con betún en sus rostros, es un recordatorio del legado africano que impregna esta festividad.

La música es otro elemento esencial. Al son del cuatro, las maracas y las coplas, los participantes danzan por las calles, creando un ambiente festivo que invita a todos a unirse a la celebración. La letra de las coplas, impregnada de simbolismo y alegría, resuena en cada rincón, convirtiendo la festividad en un espacio de encuentro y comunidad.
Resistencia y orgullo mirandino
La Parranda de San Pedro no solo es un homenaje a la historia de una comunidad; es una celebración de la vida, de la lucha y de la identidad que se transmite de generación en generación. En cada baile, en cada canto, se reafirma la resistencia y el orgullo de un pueblo que, a través de su cultura, sigue desafiando el paso del tiempo, reiteró Berroterán.

“En este contexto, la invitación es clara: El 29 de junio, las calles de Guatire y Guarenas se visten de fiesta y reciben a todos aquellos que deseen ser parte de esta mágica tradición. Porque, como dice la copla, «¡baila, baila, coticero, como tú lo sabes hacer!», y que la Parranda de San Pedro siga sonando en los corazones de todos los mirandinos”, finalizó.
Prensa Gobernación de Miranda